El teatro español se ilumina con “Sorda”, una obra adaptada de la película homónima que arrasó en el Festival de Málaga 2025, estrenada el 4 de abril en el Teatre Lliure de Barcelona. Dirigida por Eva Libertad y protagonizada por Miriam Garlo, la pieza explora las violencias sociales que enfrenta una mujer sorda, Ángela, en un mundo que a menudo ignora su realidad. La obra, que combina lenguaje de signos y diálogos, ha sido aplaudida por su crudeza y empatía, aunque algunos espectadores han criticado su duración de dos horas como “excesiva”. Garlo, premiada en Málaga, dedica cada función a “quienes luchan por ser escuchados”. Sin embargo, un escándalo ha empañado el estreno: una asociación acusó a la producción de no incluir suficiente representación sorda en el equipo creativo, desatando un debate en redes. Pese a esto, las entradas para las primeras semanas están agotadas, y se rumorea que una gira nacional está en marcha. “Sorda” no solo es un hito teatral, sino un desafío a la sociedad para repensar la inclusión. ¿Logrará mantener su impacto más allá de los aplausos iniciales o se diluirá en la controversia?